13 de febrero de 2018

EL ÁRBOL DEL AHORCADO (The Hanging Tree)
(USA) Warner Bros / Baroda, 1958. 106 min. Color.
Pr: Martin Jurow y Richard Shepherd. G: Wendell Mayes y Halstead Welles, basado en la novela de Dorothy M. Johnson. Ft: Ted McCord. Mt: Owen Marks. DA: Daniel B. Cathcart. Vest: Marjorie Best. Ms: Max Steiner. Can: Jay Livingston y Jay Evans, cantada por Marty Robbins. Dr: Delmer Daves.
Int: Gary Cooper, Maria Schell, Karl Malden, Ben Piazza, George C. Scott, Karl Swenson, Virginia Gregg, John Dierkes, King Donovan, Guy Wilkerson.
Este es el doctor Joseph Frail (Gary Cooper), recién llegado al asentamiento minero.
Una vez instalado, abre su consulta para atender a los habitantes del lugar. Su primera paciente, una niña.
Elizabeth Mahler (Maria Shell), una mujer gravemente accidentada al despeñarse su carreta, será llevada a la cabaña del doctor para que intente salvar su vida. 
Frenchy (Karl Malden), es uno de los buscadores de oro. Un tipo inquieto y de poco fiar.
Rune (Ben Piazza) es un muchacho que ha recibido un balazo mientras intentaba robar un poco de oro y en su huída se refugia en la cabaña de Frail.
Una vez repuesto de su herida gracias a los servicios del doctor, para saldar la deuda con él se verá obligado a trabajar como su sirviente.
El mezquino Frenchy mide sus posibilidades con la convaleciente e indefensa Elizabeth.
En el campamento minero hace su aparición un individuo llamado Grubb (George C. Scott), fanático religioso que odia y acosa a Frail.
El loco Grubb, el lúbrico Frenchy y el jugador Society Red (John Dierkes). He aquí tres personajes de mala catadura observando a Frail.
El momento en que Elizabeth acaba de recuperar la visión.
SINOPSIS: Un doctor que arrastra un oscuro pasado en el que fue acusado de haber dado muerte a su infiel esposa y a su amante, llega hasta un campamento minero de Montana y se instala allí. Tras hacerse cargo de una mujer que ha perdido la visión temporalmente al despeñarse la carreta en que viajaba, el hosco y en ocasiones contradictorio proceder de este hombre le llevará a verse envuelto en dramáticos acontecimientos.
Como esparcimiento, el doctor decide bajar al poblado para jugar a las cartas. Una mala idea.
En la relación entre Elizabeth y Frail existe un tira y afloja debido al carácter retraído y hosco de él.
Las escasas mujeres del poblado ven con malos ojos que la recuperada Elizabeth continúe conviviendo con el doctor en su cabaña y así se lo hacen notar.
Frenchy se ha asociado con Elizabeth para buscar oro juntos. Otra mala idea.
De momento, no parecen tener mucha suerte en esa aurífera aventura.
En esta imagen los dos protagonistas posan para la promoción de la película.
Al final las cosas se complican y Frail se ve con la soga al cuello.
En un gesto inspirado por la urgencia y la desesperación, Elizabeth, para salvar la vida de Frail, ofrece a los enfurecidos mineros que se disponen a ahorcarle el oro que finalmente ha encontrado en su yacimiento.
Con la balada de Marty Robbins de fondo, Frail y Elizabeth parecen dispuestos a iniciar una nueva vida dejando atrás el pasado.
COMENTARIO: Estamos ante un western de extraña belleza, abrupto y sombrío. Ultima muestra de la energía y el talento desplegados por Delmer Daves en un género donde consiguió sus mejores obras (“JUBAL”, “EL TREN DE LAS 3:10”, “COWBOY”, “LA LEY DEL TALIÓN”) y que de manera inexplicable abandonaría tras el rodaje de “EL ÁRBOL DEL AHORCADO” para entregarse, en el tramo final de su carrera, a la confección de fofos melodramas románticos.
En “EL ÁRBOL DEL AHORCADO”, aún más que en el resto de los westerns de Daves, la función del paisaje cobra una importancia capital. Cielos cargados de nubes, cumbres nevadas recortándose en el horizonte, árboles erguidos y verdes, árboles muertos y retorcidos, raíces, piedras, agua, caminos y barrancos poniendo marco a los afanes de unos hombres, esos buscadores de oro, en primitiva comunión con una orografía quebrada y hostil que los moldea y coloca en un plano diferente. A este respecto, la cabaña del poco comunicativo doctor está situada en un brusco desnivel que le “separa” y eleva del resto de los integrantes de la comunidad minera; cuando baja al poblado su comportamiento cambia y su intransigente hieratismo cede a estallidos de letal visceralidad apenas reprimida. El lado oscuro de "Doc" Frail –en cierta medida, un antihéroe– emerge con inusitada furia en el momento en que alguien alude a su pasado u osa intentar apropiarse de lo que él ya considera de su propiedad, la muchacha a la que cura y cuida.
Como dato a tener en cuenta, no sabemos en qué medida el resultado final de esta película fue alterado por una enfermedad del director que le mantuvo apartado del rodaje durante cuatro semanas. En ese lapso de tiempo fue sustituido por Karl Malden del que aprovecharon su experiencia por haber dirigido el año anterior “TIME LIMIT” (Labios sellados), un drama militar sobre el forzado colaboracionismo de un oficial americano apresado por las fuerzas comunistas en la guerra de Corea. No obstante, al parecer se limitó a seguir disciplinadamente las notas y directrices que Daves le iba suministrando desde el hospital. 
Gary Cooper, con su espléndido trabajo, dota de una enigmática dimensión a Frail, ese enlutado personaje contradictorio y torturado que viene escapando de su pasado sobre el que pesa un episodio terrible y que directamente le emparenta con el Link Jones de “HOMBRE DEL OESTE”, el anterior western de Cooper rodado a las órdenes de Anthony Mann, director con el que Daves puede ser justamente equiparado. Maria Schell, en su efímera etapa hollywoodense tuvo, no obstante, la fortuna de trabajar también a las órdenes de Anthony Mann (“CIMARRON”) y Richard Brooks (“LOS HERMANOS KARAMAZOV”), y aquí compone su personaje, esa voluntariosa pero vulnerable Elizabeth, desde el eficaz manejo de sus patentados tics (sonrisa dispuesta y ojos a punto de lágrima). Karl Malden encarna con su habitual vehemencia a un codicioso, mezquino y lúbrico minero llamado Frenchy y lo hace bordeando la caricatura, remarcando así el lado infantiloide del personaje. Por eso, en ciertos momentos llega a perecernos inmisericorde el trato que le infiere Frail y a la vez muy revelador de la carga de violencia interior que alberga este sombrío doctor, individuo que solo in extremis encontrará aparente redención en la generosidad y entrega de una mujer, Elizabeth, que suponemos ocupará el lugar de aquella de la que únicamente sabemos por referencia que murió a manos de Frail cuando éste la sorprendió junto a su amante.   
No podíamos irnos sin mencionar la balada del título (en la voz de Marty Robbins) que abre y cierra la película, un clásico inmarchitable debido al prolífico tándem Mack David y Jerry Livingston y que sin duda contribuyó a envolver en un halo mítico las imágenes de este western.