31 de diciembre de 2011

LOS PÁJAROS (The Birds)
Universal / Alfred Hitchcock, 1962. 120 min. Color.
G: Evan Hunter, basado en el relato de Daphne du Maurier. Ft: Robert Burks. Mt: George Tomasini. DA: Robert Boyle. EE: Lawrence Hampton y Albert Whitlock. Ms: no hay. Consejero de sonidos electrónicos: Bernard Herrmann. Pr y Dr: Alfred Hitchcock.
Int: Tippi Hedren, Rod Taylor, Jessica Tandy, Suzanne Pleshette, Veronica Cartwright, Ethel Griffies, Charles McGraw, Doreen Lang, Ruth McDevitt, Joe Mantell, Malcolm Atterbury, Karl Swenson, Lonny Chapman, Elizabeth Wilson, Richard Deacon.
La actriz Tippi Hedren, descubierta por Hitchcock, debutó en el cine con esta película
Melanie Daniels, acostumbrada a conseguir lo que se propone sin resistencia, idea un plan para conquistar a Mitch Brenner
SINOPSIS: En San Francisco, Melanie Daniels, una joven consentida y algo snob, intenta congraciarse con un atractivo abogado al que acaba de conocer en una pajarería. Para ello no duda en seguirle hasta Bodega Bay, pequeña población costera donde él tiene su familia. Allí pretenderá conquistarle recurriendo a una audaz estratagema de "acoso y derribo". Pero, mientras pone en práctica su plan, es inesperadamente atacada por una gaviota y este percance será el principio de una situación pesadillesca en la que miles de aves invadirán ese lugar y, sin razón aparente, atacarán a sus habitantes.
Melanie atrapada en una cabina telefónica, contempla el infierno desencadenado en Bodega Bay
La madre de Mitch, incapaz de afrontar la situación, da muestras de desequilibrio mental, tras los inexplicables ataques de los pájaros
COMENTARIO: En cada nuevo film de Hitchcock, se plantea la necesidad de insistir sobre su forma magistral de transmitir ideas, provocar sensaciones y emociones en el espectador, utilizando siempre métodos estrictamente cinematográficos. Y consiguiéndolo de manera precisa, noqueante a veces, “inventando” si era necesario para sus propósitos, nuevas y audaces formas expresivas que hicieran avanzar las cosas en la dirección que él deseaba. Por debajo de los mecanismos de suspense consustanciales al género por el que se le reconocía, discurrían paralelas, sin poder emerger, las aguas torrenciales de su inquietante universo personal que, sin embargo, llegaban ocasionalmente a filtrarse, impregnando de un sentido especial lo que veíamos en la pantalla, enrique­ciendo contenidos, haciéndonos perder el equilibrio al borde de vertiginosos abismos. Estremecién­donos, en cualquier caso. 
Si en “PSICOSIS” había roto el esquema y los nervios de millones de espectadores, en la que ahora nos ocupa quiso y consiguió llegar más lejos, avanzando varios pasos en su demostración de que el orden es precario, la calma, sólo aparente y el caos, agazapado, acecha nuestras confiadas existencias. Esto, evidentemente, no lo sospechaba la confiada y petulante Melanie desde su privilegiado status. Así, el film comienza con todos los elementos de una comedia sofisticada para ir decantándose gradualmente (pequeños avisos van poniéndonos en guardia) hacia el desencadenamiento de apocalípticos acontecimientos, tanto más aterradores al sernos sustraída su “explicación”, pero que servirán como doloroso vehículo para el tránsito moral de la heroína: su purificación. Todo ello, a través de una portentosa puesta en escena, plena de hallazgos visuales y geniales soluciones expresivas.
NOTAS: Antes de decantarse por Rod Taylor, Hitchcock había querido a Cary Grant para el personaje de Mitch Brenner, pero el actor declinó la oferta aludiendo que era demasiado mayor para el papel. También se lo ofreció a Farley Granger que no pudo aceptar por previos compromisos teatrales (uf! menos mal!).
Tippi Hedren, con una actuación maravillosa y, por momentos, heroica, fue sometida por Hitchcock a severas pruebas de resistencia durante el rodaje como cuando es atacada por los pájaros en el desván de la casa de los Brenner, secuencia en la que hubo que repetir muchas tomas para conseguir el efecto deseado. Al final, la actriz hubo de ser internada en una clínica con diversas heridas producidas por las aves y en estado de shock.
La idea de no utilizar música en la película, partió de Bernard Herrmann. A Hitchcock le pareció muy bien y el músico fue el consejero en la creación de sonidos electrónicos.

27 de diciembre de 2011

SIEMPRE HACE BUEN TIEMPO (It's Always Fair Weather)
(USA) MGM, 1955. 101 min. Color. CinemaScope.
Pr: Arthur Freed. G: Betty Comden y Adolph Green. Ft: Robert Bronner. Mt: Adrienne Fazan. DA: Cedric Gibbons y Arthur Lonergan. Ms: AndréPrevin. Can: Roger Edens, Betty Comden y Adolph Green. Cor y Dr: Stanley Donen y Gene Kelly.
Int: Gene Kelly, Dan Dailey, Cyd Charisse, Michael Kidd, Dolores Gray, David Burns, Jay C. Flippen, Steve Mitchell.

Cyd Charisse consigue alegrar el día a los muchachos del gimnasio de Stillman

SINOPSIS: Al terminar la guerra, tres amigos veteranos del ejército, se despiden habiendo acordado volver a encontrarse al cabo de diez años. Pero la vida da muchas vueltas y cuando llega la fecha señalada son tres hombres diferentes y nada podrá ya ser igual que en el pasado, salvo su amistad que creyeron perdida.
Dolores Gray y Cyd Charisse, en pose promocional, orgullosas de su explosiva anatomía  
Diez años después, las cosas han cambiado bastante y el reencuentro de los tres amigos (Michael Kidd, Dan Dailey y Gene Kelly) resulta frustrante
COMENTARIO: En cierto modo, la película de la que ahora hablamos, la tercera y última colaboración del binomio Donen-Kelly, podemos considerarla como el virtual canto del cisne del musical Metro (aunque el gran Arthur Freed aún produciría alguno más). En “SIEMPRE HACE BUEN TIEMPO”, los autores volvían sobre el tema y personajes de "UN DÍA EN NUEVA YORK" (el compañerismo, la amistad, el amor, la alegría de vivir), pero esta vez el acercamiento contenía ya ese poso de amargura y desencanto que habrá de marcar en numerosas ocasiones sucesivos trabajos de Stanley Donen en solitario. De hecho, es un drama musicalizado que gira en torno a la diáspora y el paso del tiempo, la renuncia a lo soñado, el apagón de las emociones y la consiguiente erosión producida en el sentimiento de amistad. Un hermosísimo musical, en cualquier caso, con momentos ciertamente cómicos y algunos números musicales de imborrable recuerdo (el de Cyd Charisse en el gimnasio, la correría nocturna de los tres amigos bailando borrachos con tapaderas de cubos de basura en los pies, o el embelesante número de un Gene Kelly enamorado patinando por las calles de la ciudad). Ay, qué cine aquel!

11 de diciembre de 2011

EL FANTASMA Y LA SEÑORA MUIR (The Ghost and Mrs. Muir)
(USA) 20th Century-Fox, 1947. 104 min. BN.
Pr: Fred Kohlmar. G: Philip Dunne, basado en la novela de R.A. Dick (Josephine A.C. Leslie). Ft: Charles Lang. Mt: Dorothy Spencer. DA: Richard Day y George W. Davis. Ms: Bernard Herrmann. Dr: Joseph L. Mankiewicz.
Int: Gene Tierney, Rex Harrison, George Sanders, Edna Best, Vanessa Brown, Natalie Wood, Robert Coote, Anna Lee, Isobel Elsom, Victoria Horne.
Gene Tierney, una de las mujeres más bellas y fascinantes que ha dado el cine, encarnando a la señora Muir
La viuda Muir no se dejará asustar fácilmente por el receloso fantasma de la casa
SINOPSIS: Una atractiva viuda abandona su residencia londinense para ir a vivir a la costa donde alquila una casa habitada por el fantasma del antiguo propietario, un capitán de barco muerto en extrañas circunstancias que tras algunas intentonas para amedrentar a la nueva inquilina, terminará enamorándose de ella.
El fantasmal capitán Gregg (Rex Harrison) vigila y protege a esa mujer de la que se está enamorando 
Ella duerme, tal vez sueña con él. Pero el fantasma de Clegg decide que ha llegado la hora de la despedida
COMENTARIO: Fue en el tramo inicial de su carrera como director, en su etapa con la Fox, cuando Mankiewicz atendió el encargo de filmar este subyugante cuento romántico desarrollado a partir de una premisa “fantástica” que los espectadores aceptamos gustosamente por pura necesidad escapista. En muchas ocasiones, los fantasmas (mejor aún si están enamorados) han proporcionado al cine buenos mimbres para historias que han llegado a constituir casi un subgénero con resultados tan felices como -sólo son tres ejemplos- “LA MUERTE EN VACACIONES” de Mitchell Leisen, “EL FANTASMA DE CANTERVILLE” de Jules Dassin y “EL DIABLO DIJO NO” (Heaven Can Wait) de Ernst Lubitsch. Por ahora, me niego a descender hasta el popular “GHOST” de  Jerry Zucker.
"EL FANTASMA Y LA SRA. MUIR" es el cuarto largometraje que dirigía Mankiewicz y su puesta en escena ya exhibe una elegante maestría y una dosis de sensibilidad que llega a emocionar. El film, que nos habla del paso del tiempo y el objeto inalcanzable, del respeto entre diferentes, de la soledad y del amor, alcanza sus más altas cotas en algunos momentos de su segunda parte. Raudas acuden a la memoria escenas como esa que nos muestra la despedida del fantasma mientras duerme su amada, o la bellísima última secuencia.
Para la historia han quedado una hermosa partitura de Bernard Herrmann y la inolvidable pareja protagonista formada por un sutil y refinado Rex Harrison, actor que Mankiewicz utilizaba siempre que podía, y la embelesante Gene Tierney (¡cómo evitar enamorarse, aún siendo incorpóreo, de esa dulce, solitaria y a la vez determinada viudita!).

6 de diciembre de 2011

LAS GIRLS (Les Girls)
(USA) MGM, 1957. 114 min. Color. CinemaScope.
Pr: Sol C. Siegel. G: John Patrick, basado en la novela de Vera Caspary. Ft: Robert Surtees. Mt: Ferris Webster. Ms y Can: Cole Porter. Dr Ms: Adolph Deutsch. Vest: Orry-Kelly. Cor: Jack Cole. DA: William A. Horning y Gene Allen. Dr: George Cukor.
Int: Gene Kelly, Kay Kendall, Mitzi Gaynor, Taina Elg, Jacques Bergerac, Leslie Phillips, Henry Daniell, Patrick McNee, Stephen Vercoe, Philip Tonge.
Joy (Mitzi Gaynor), Sybil (Kay Kendall) y Angèle (Taina Elg), las tres "girls" juntas pero discrepantes
Sonrisas, armonía y coreografía, sólo mientras el telón permanece levantado
SINOPSIS: Un equipo artístico formado por tres alegres chicas que cantan y bailan y su mentor, un dinámico coreógrafo bailarín lleva su espectáculo musical por los escenarios del continente (Londres, París y, en España, Granada). Años después de haberse disuelto la compañía, una de las chicas, ahora casada con un aristócrata inglés, publica un libro de memorias que acaba en los tribunales de Londres, acusado de libelo por sus antiguas compañeras.
Sybil y Barry (Gene Kelly) intentan amarse (sin conseguirlo) en horas no lectivas
Mientras Barry se concentra para soplar la vela, en los semblantes de ellas se percibe el final del sueño
COMENTARIO: Curiosa y refinada pero, sobre todo, inteligente comedia musical que propone un “rashomónico” discurso sobre la Verdad y su inaccesibilidad. Esta, digamos, escéptica reflexión viene servida a través de una puesta en escena con una cierta dosis de audacia que sin duda pretendía aportar al género elementos que le hicieran progresar sobre el modelo clásico, por lo general mucho menos denso (con alguna gloriosa excepción como “HA NACIDO UNA ESTRELLA” del propio Cukor y “SIEMPRE HACE BUEN TIEMPO” de Donen y Kelly) que el propuesto en esta película. Pero el público de la época ya había comenzado a interesarse por otro tipo de cine y lamentablemente “LAS GIRLS” resultó un sonado fracaso de taquilla y también el último trabajo de Gene Kelly en el seno de la Metro para la que había rodado tantos grandes musicales. Por cierto, aquí el actor aceptó diluir su personaje cediendo terreno a las tres féminas que mueven los hilos de la trama. 
La película, a través de esa historia interpretada desde una triple angulación, sabe cambiar de registro adecuadamente para vehicular un cúmulo de sutiles ironías adornadas, por momentos, con unos diálogos de malévola brillantez servidos por el exquisito estilo narrativo de George Cukor en el que siempre subyacía una afilada mirada crítica sobre el comportamiento humano (que en algunas de sus comedias llega a resultar demoledora). Y todo ello -como siempre en Cukor- haciendo un fascinante uso del color y sus infinitas posibilidades combinatorias y dramáticas.
Ahora, para concluir, no me resisto a confesar mi debilidad por la impar Kay Kendall, dirigida por primera vez por un gran director (a continuación lo haría a las órdenes de Vincente Minnelli y Stanley Donen, antes de que una prematura muerte a causa de la leucemia nos privara de su inimitable talento). Mitzi Gaynor y Taina Elg hacen especialmente disfrutables sus personajes con su espléndido trabajo pero Kay está en verdad memorable. Qué gran actriz de comedia se nos fue con apenas treinta y tres años.

2 de diciembre de 2011

SYNANON
(USA) Columbia, 1965. 106 min. BN.
G: Ian Bernard y S. Lee Pogostin. Ft: Harry Stradling. Mt: David Wages. DA: Philip M. Jefferies. Vest: Kathleen McCandless. Ms: Neal Hefti. Pr y Dr: Richard Quine.
Int: Edmond O’Brien, Stella Stevens, Chuck Connors, Alex Cord, Richard Conte, Eartha Kitt, Barbara Luna, Alejandro Rey, Richard Evans, Bernie Hamilton.

Stella Stevens observa cómo Alex Cord se chuta una dosis de heroína
La rubia Stella también tiene sus problemas (y sus necesidades) y a nadie le amarga un dulce

SINOPSIS: Historias y problemas surgidos entre algunos internos voluntarios de una insti­tución californiana (Synanon House) para la rehabilitación de personas drogodependientes, mientras su director lucha a su vez por demostrar la utilidad del establecimiento frente a un posible cierre.
Edmond O'Brien incorpora al agobiado gerente de la institución Synanon House
El excelente reparto de la película incluye a Richard Conte y la cantante Eartha Kitt
COMENTARIO: Qué llevó a Quine a hacer esta película? Se le ocurrió a él la idea de rodarla? De no ser así, ¿por qué aceptó un trabajo tan poco prometedor de cara a la taquilla, sobretodo después de sus dos anteriores y exitosas comedias? ¿Fue un acto autopunitivo tras el fracaso sentimental con su musa Kim Novak? Supongo que no porque a la gatuna rubia ya le había "dedicado" la revanchista y misógina (pero genial) "CÓMO MATAR A LA PROPIA ESPOSA". Estas rasposas interrogantes surgen de mi admiración por el autor de "UN EXTRAÑO EN MI VIDA" (Strangers When We Meet). Sólo por eso. 
En fin, centrémonos en "SYNANON", película en la que el director optó por una puesta en escena un tanto estática que produce claustrofobia a lo que contribuye una tenebrista fotografía en blanco y negro. Diseñada sobre la base de un guión que rebosa inquietudes didácticas, tal vez después de todo, movida por buenas intenciones pero fallida en el método y que, insisto, resulta una insólita elección viniendo de quien viene. 
Tras una carrera en la que abundaron brillantes trabajos, especialmente en el campo de la comedia, Richard Quine, precisamente a partir de este título que ahora se reseña, inició una repentina e irreversible decadencia que le llevaría a realizar trabajos de decreciente interés. Abandonado por la industria, acabó dirigiendo un par de episodios de la serie “Colombo”. Tras varios años en el paro, olvidado de todos, acabó suicidándose en su apartamento de Los Angeles. Triste e injusto final para el inspirado autor de “ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA, “ENCUENTRO EN PARÍS” y otras muchas horas de placer fílmico.
Nota: esta reseña debiera estar más adecuadamente ubicada en la pestaña dedicada a las "Perlas extraviadas".  Lo cierto es que se trata de una película arrinconada en su día por la Columbia, que tuvo una corta y lastimosa carrera comercial en Estados Unidos y que en muy pocos países se ha podido estrenar. En España, nunca, salvo una sesión en la Filmoteca madrileña donde un servidor la descubrió hace unos años durante un incompleto ciclo dedicado al pobre Quine.